Fuente

!.  » Cada artista conserva así, en el fondo de sí mismo, una fuente única que alimenta durante toda su vida lo que es él y lo que él dice. Cuando la fuente se seca, la obra va poco a poco endureciéndose y agrietándose a ojos vistas. Estas son las tierras ingratas del arte, a las que ha dejado de regar la corriente invisible. Con los cabellos ya ralos y secos, el artista, ya en declive, está maduro para el silencio o lo que es lo mismo, para los salones. » (Albert Camus Prefacio Obras completas. Tomo I)