Y entonces…

1. Y entonces, lluvia de verano. ¿Saben lo que es la lluvia de verano?.

Primero la belleza horadando el cielo de verano, ese temor respetuoso que se apodera del corazón, sentirse uno tan irrisorio en el centro mismo de los sublime, tan fragil y tan pleno de majestuosidad de las cosas, atónito, cautivado, embelasado por la magnificiencia del mundo.

luego, recorrer un pasillo y, de pronto, penetrar en una cámara de luz. Otra dimensión, certezas recién formadas. El cuerpo deja de ser ganga, el espíritu habita las nubes, la fuerza del agua es suya, se anuncian días felices, es el renacer.

Después , como a veces el llanto, cuando es rotundo, fuerte y solidario, deja tras de sí un gran espacio lavado de discordias, la lluvia, en verano, barriendo el polvo inmovil, crea en las almas de los seres una suerte de hálito sin fín.

Así, ciertas lluvias de verano  se anclan en nosotros como un nuevo corazón que late al unísono del otro» ( Muriel Barbery La elegancia del erizo)