Adolescencia

1. » … ¿ no es eso la adolescencia, después de todo? Un estiramiento inhumano y antinatural y dañino de la niñez. Un disparar los cartuchos antes de ingresar en la vejez. Sólo que algunos cabezotas nos encariñamos con ella y terminados los cartuchos, cargamos con la bayoneta, y luego cuando esta se rompió, fuimos a la carga con la culata, y luego con las manos y luego con el culo y luego con los dientes. Con lo que hiciera falta. Sin aceptar la derrota, estúpidamente. El cuerpo de la gallina que sigue corriendo tras el descabezamiento y aún no le ha llegado la información de que Ya No. Eh Tú, Que Ya Está. La cola de la lagartija, altamente desinformada de la situación actual, enzarzada en una nueva victória pírrica y quizás, seguro inutil. Ahi, sobreviviendo sin futuro. » (Kiko Amat Rompepistas)

2. » Recuerdo un periodo del final de la adolescencia en que mi mente se embriagaba de imágenes intrépidas. Así sería yo de mayor. Iría allí, haría esto, descubriría esto otro, amaría a esa mujer y luego a ella y a ella y a ella. Viviría como viven y habían vivido los personajes de novela. No sé muy bien quiénes, sino sólo que les esperaba pasión y peligro, éxtasis y desesperación (pero más éxtasis). Sin embargo…. ¿quien dijo lo de «la pequeñez de la vida que el arte exagera» Hubo un momento al final de mis veinte años en que admití que mi intrepidez hacía tiempo que se había agotado. Nunca haría las cosas con las que había soñado en la adolescencia. En vez de eso, segaba el césped, iba de vacaciones, vivía mi vida.» (Julian Barnes El sentido de un final, pags 119- 120)