Asesino

1.En la vida soy una víctima, pero en el arte yo soy el asesino (Louise Bourgeois)

2.» » En estos momentos lo único que me interesa activamente es transcribir absolutamente todo lo que no se dice en los libros. Creo que nadie aprovecha los elementos que hay en el aire y que dan sentido y rumbo a nuestras vidas. ünicamente los asesinos parecen arrancar de la vida la parte positiva de lo que ponen en ella. Nuestra época pide violencia, pero sólo conseguimos estallidos frustrados. las revoluciones se truncan antes de llevarse a cabo , o por el contraio, triunfan antes de lo previsto. La pasión se agota con rapidez. El hombre busca la solución en las ideas, comme d´habittude. Todo lo que se plantea no dura ni veinticuatro horas. se vive un millón de vidas en el periodo de una generación. Se consigue más en el estudio de la entomología, de la vida en las profundas aguas marinas o de la actividad celular….

El teléfono suspende estos pensamientos que, por otro lado, jamás habría podido llegar a completar. Es alguien que viene a alquilar el piso» (Henry Miller Trópico de Cancer)

3. » Parafraseando a Jean Genet se podría decir que el artista está obligado a asumir la soledad moral del asesino. Con independencia de que como ciudadano está sujeto a las normas que rigen la convivencia, su actividad como artista no puede considerar la norma social si no es para transgredrla, y lo hace desde el lugar que le es propio, el lenguaje de las formas artísticas. Ahí reside, en su pequeñez o su grandeza, toda la carga de su dimensión política: en una redistribución del «reparto de lo sensible», en una reactualización permanente de las formas de ver y de ser que la norma social instaura…» ( Txomin Badiola  Mal formalismo pag.303)

4. » Mataste aquel poema, decimos. Eres un asesino. entraste en aquella novela disparando. Estoy martilleando este párrafo, estoy aporreándolos, decimos. Yo poseía ese taller. Y eché el cierre. Lo aplasté. Destrozamos a la competencia. Batallo con la musa. El estado, donde vive su gente, es un estado en pugna. Ese auditorio es una audiencia diana. «Bravo muchacho», me dijo un día, un hombre en una fiesta, «estás haciendo una escabechina con tu poesía. Estás dejándolos fuera de combate.  (Ocean Vuong En la tierra somos fugazmente grandiosos, pag 193)»