Masa

  1. » la masa siempre quiere crecer: su crecimiento no tienen impuesto ningún línite alguno por naturaleza. Donde se crean artificialmente esos límites, es decir, entodas las instituciones utilizadas para la conservación de masas cerradas, siempre es posible un estallido de la masa y, de hecho, se produce de vez en cuando. No hay mecanismos que puedan impedir definitivamente el crecimiento de la masa y sean del todo seguros.
  2. En el interior de la masa reina la igualdad: se trata de una igualdad abosluta e indiscutible, que jamás es puesta en duda por la masa misma. Posee una importancia tan fundamental que casi se podría definir el estado de la masa como un estado de absoluta igualdad. una cabeza es una cabez, un brazo es un brazo, las diferencias entre ellos carece de imporatncia. Nos convertmos  en masa por mor de esa igualdad y pasamos por alto todo cuanto pueda alejarnos de ese objetivo. Todas las exigencias de la justicia, todas las teorías igualitarias extraen su energía, en última instancia, de esta experiencia de igualdad que cada cual conoce a su manera a partir de la masa.
  3. La masa ama la densidad: Jamás podrá ser suficientemente densa. Nada ha de interponerse, nada ha de dividirla. Todo en lo posible, ha de ser ella misma La sensación de máxima densidad la tienen en el momento de la descarga. Algún día será posible determinar y medir con más precisión esta densidad
  4. La masa necesita una dirección: Está en movimiento y se mueve hacia algo. La dirección, que es común a todos sus integrantes, refuerza el sentimento de igualdad. Una meta situada fuera de ellos, y que es la misma para todos, anula las metas privadas, desiguales, qu supondría la muerte de la masa. Para su subsitencia es indispensable una dirección. El temor a desintegrarse, que siempre esta vivo en ella, hace posible orientarla hacia cualquier objetivo. La masa existira mientras tenga una meta no alcanzada. Pero también hay en ella una oscura tendencia a moverse que da origen a formaciones superiores y nuevas. A menudo no es posible predecir la naturaleza de estas formaciones

Cada uno de los atributos que hemos examinado puede estar presente en mayor o menor medida. Según centremos nuestra atención en uno u otro, llegaremos a una clasificación diferente de las masas.

Otra distinción, de la que hablaremos más adelante, es la que existe entre masas rítmicas y masas retenidas. Se funda en los dos atributos esenciales siguientes, considerados conjuntamente: igualdad y densidad.

La masa retenida vive con la vista puesta en su descarga. Pero se siente segura de esta y la retarda. Desea un periodo relativamente largo de densidad para preparase al momento de la descarga. Casi diríamos que se calienta en su propia densidad y retiene al máximo la descarga. El proceso de formación de la masa no comienza en ella con la igualdad, sino con la densidad. La igualdad se convierte aquí en la meta principal de la masa, en la que finalmente desemboca; cualquier grito común, cualquier manifestación común expresará esa igualdad de manera válida.

Muy al contrario, en la masa rítmica densidad e igualdad coinciden desde el principio. Todo en ella depende del movimiento. Todos los impulsos corporales que han de producirse están predeterminados y se transmiten a través de la danza. La densidad se configura conscientemente a partir de la alternancia entre evitarse y volver a aproximarse. La igualdad, en cambio, se exhibe a sí misma, Simulando densidad e igualdad, se provoca artificialmente el sentimiento de masa. Estas configuraciones rítmicas surgen con rapidez y solo la fatiga física las ponen fín.

La siguiente pareja de conceptos, los de masa lenta y rápida, se refiere exclusivamente a la naturaleza de su objetivo. Las masas llamativas de las que se habla habitualmente, las que constituyen una parte tan esencial de nuestra vida moderna, las masas políticas, deportivas o bélicas que tenemos a la vista diariamente son todas rápidas. Muy distintas de ellas son las masas religiosas del más allá o las de los peregrinos.; en ellas el objetivo está en la lejanía, el camino es largo y la verdadera constitución de la masa es diferida a un país muy distante o a un reino de los cielos. De estas masas lentas en realidad vemos solos los afluentes, pues los estados finales a los que aspiran son invisibles y permanecen inalcanzables para los no creyentes. La masa lenta se reune con lentitud y se ve a sí misma como algo permanente en una lejanía remota.

Todas estas formas, de las que solo hemos esbozado la esencia, precisan de un examen más detenido» (Elias Canetti Los atributos de la masa. Masa y poder. Pag 88-90)