Despersonalización

»  Fue Nietzsche, a quien leí tarde, el que me saco de todo aquello. Porque es imposible intentar con él semejante tratamiento. Es él el que te hace hijos a tus espaldas. Despierta un placer perverso (placer que nunca Marx ni Freud han inspirado a nadie, antes bien lo contrario). el placer que cada uno puede experimentar diciendo cosas simples en su propio nombre, hablando de afectos, intensidades, experiencias, experimentaciones. Es curioso lo de decir algo en nombre propio, porque no se habla en nombre propio cuando alguien se considera como un yo, una persona o un sujeto. al contrario, un individuo adquiere un auténtico nombre propio al término del más grave procesos de despersonalización, cuando se abre a las multiplicidades que le atraviesan enteramente, a las intensidades que la recorren. El nombre como aprehensión instantánea de tal multiplicidad intensiva es lo contrario de la despersonalización producida por la historia de la filosofía, es una despersonalización de amor y no de sumisión. Se habla desde el fondo de lo que no se conoce, desde el fondo del propio subdesarrollo. Uno se ha convertido entonces en un conjunto de singularidades libres, nombres y apellidos, uñas, cosas, animales y pequeños acontecimientos: lo contario de una vedette» ( Gilles Deleuze en Conversaciones pag 9). Ver afecto