Grito, El

1. » Un día al atardecer yo caminaba por un sendero montañoso en los alrdedores de Kristania, en compañía de dos camaradas bajo el horizonte. Era en una época en que mi alma estaba destrozada por la vida- el sol se ponía- acababa de descender bajo el horizonte. Entonces una espada fulgurante y sangrante desgarró la bóveda celeste. El aire se volvió como de sangre- estriado de llamas, las colinas se volvieron de azul profundo. el fiordo se volvió de azul acero- el rojo sangriento y estridente en el camino y en la rampa. El rostro de mis compañeros se volvió blanco-amarillento. Yo sentí como un gran grito- oí verdaderamente un grito. Las líneas de la naturaleza estaban entrecortadas de colores- líneas y colores vibraban en un movimento- no solo mis ojos captaban estas vibraciones de luces sino también mis oidos- entonces oí verdaderamente un grito. Fué entonces cuando pinte «El grito».» (Edgard Munch Escritos, pag 32)