Pesado

» Siento los brazos, las piernas y el culo pesado, el tronco tira para abajo. Empiezo subiendo y al cuerpo le cuesta moverse. Lo dificil que se le hace mantenerse recto. Así, la mirada tiende a caerse hacia el suelo. El contorno de un zarzal igualado se convierte en pendiente que desciende. Me cuesta mirar de frente. Como esos signos que se posan sonre las letras, sobre lo gordo, sobre lo que nos interesa. Aplastan el significado pero le dan textura y por fín suenan. Paro de golpe. Media hora. A un minuto de la puerta de madera. He acabado. Entonces si que miro al cielo. Y es lo mejor.» (Usoa Fullaondo Mirar abajo en Un atletismo afectivo, pag 87)