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1. «En la pintura, para mí, nada de engañar al ojo, nada de ventana en el muro, ni ilusiones,ni representaciones, ni distorsiones, ni caricaturizaciones, ni vertidos, ni ornamentos delirantes, ni sadismo o incisiones, ni terapia…ni payasadas, ni acrobacias, ni heroicidades, ni autoconmiseración, ni culpa, ni angustia, ni supernaturalismo o subhumanismo, ni inspiración divina o expiración diaria…ni manierismo o técnicas, ni comunicación o información, ni herramientas mágicas, ni trucos de oficio, ni estructura, ni cualidades pictóricas, ni empastos , ni plasticidad, ni relaciones…ni irracionalismo, ni bajo nivel de conciencia, ni vuelta a la naturaleza, ni reducción a la realidad, ni espejo de la vida, ni abstracción de nada, ni sinsentido, ni compromisos, nada de confundir a la pintura con todo lo que no es pintura» (A.Reinhardt)

2.» “… siempre hay una revolución pendiente a condición de que el hombre no se considere revolucionario sólo en el plano social (…) Nadie me iniciará sobre nada, 1.º porque se trata de mí, y sobre este tema sé más que cualquiera, 2.º porque fuera de mí no hay más que otros hombres conmigo o sin mí, pero no naturaleza, ni cosmos, ni principios, ni esencias, ni verdades generales, ni bases universales para el ser de las cosas» (Artaud, Antonin (2012), Cartas a André Breton. Dibujos, páginas de los cuadernos (1944-1948). (Trad. Jaume Pomar). José J. de Olañeta Editor, Barcelona, p. 43-44)